Paisaje al oleo de Toledo

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Toledo desde esta parte de las afueras de la ciudad es una de mis preferidas. En esta ocasión lo he pintado también acompañado del río Tajo que bordea la ciudad con el reflejo del cielo sobre el agua de un tono verdoso.

El Alcázar y la Catedral destacan en lo alto de la montaña sobre la que se asienta la ciudad. Las nubes pasan ante un cielo realizado con pequeñas pinceladas verticales muy pequeñas.

Las casas se amontonan unas junto a otras en la faceta tan misteriosa que tiene esta ciudad laberíntica de siglo atrás con barrios que pertenecían a cada cultura y religión perfectamente diferenciados por los que hoy día es bonito pasear.

La ciudad desde las afueras toma otro tono y otra visión global de la misma. Beruete, Sorolla y otros tantos pintaron esta ciudad desde esta zona.

Sobre todo Beruete que pasaba los otoños y gran parte de su obra se la dedica a Toledo. A mi manera, también me ha gustado mucho pintar esta ciudad en lo alto desde donde se divisa la ocre planicie castellana. Una mirada impresionista y tranquila de Toledo. Personalmente me gusta pintar esta ciudad con luz de verano o primavera, con el campo algo amarillo en sus tonos y los verdes azulados de la vegetación de la zona de los Cigarrales.

Como una hoz el río Tajo recorre abrazando la ciudad con su sinuoso caudal y constante marcando el paso del tiempo en esta ciudad centenaria.