Similitudes en dos cuadros con la misma composición
Dos paisajes de Madrid con similar composición y colores.
Tal y como he realizado en otras ocasiones, realizo parejas de cuadros de temas y colores similares.
Noviembre 2019.
En muchas ocasiones suelo pintar parejas de cuadros con una composición similar, tema, colores para que cuelguen de la pared a la vez y se ve a de este modo poder ser apreciadas al mismo tiempo.
En esta ocasión quiero comentar sobre un par de obras que no han sido pintadas con esa intención, sino que más bien al ser pintadas entre un espacio de dos años aproximadamente entre una y otra, me he dado cuenta que una vez terminadas y al colocarlas juntas tiene mucho sentido verlas a la vez.
Son dos paisajes de Madrid, pero no son paisajes urbanos de calles o plazas, sino que son cuadros de paisajes de los alrededores de Madrid.
Una vez terminados casualmente los he visto en mi taller de pintura juntos y he estado pensando en la coincidencia de los puntos que tienen en común. Tanto en composición como en colores.
Este aspecto último del color quizás venga del propio color de los paisajes de Madrid y su alrededores, es decir, que lo que he realizado ha sido capturar el color característico del paisaje madrileño y sus alrededores para plasmarlo sobre el lienzo.
Los tonos pardos, verdes oliva y tierra con algún azul en el propio tono verde es algo que está muy arraigado en este paisaje.
El primer cuadro que se puede ver en la parte superior de este comentario es una vista de Madrid entre la arboleda de la zona de la conocida vista de la cornisa de Madrid.
Se trata de un cuadro en el que se puede apreciar una de las partes más antiguas de Madrid con una de las vistas más bonitas que tiene la ciudad en mi opinión.
La luz de la tarde que ilumina desde nuestra espalda hace que todos los edificios brillen. Los colores verdes algo amarillentos junto a los verdes más azulados del fondo hacen que se aprecie la similitud y cercanía junto al otro cuadro del paisaje que se puede ver más abajo.
El cielo ocupa un cuarto de la composición del cuadro mientras que la vegetación y los edificios el resto.
Pero hay un elemento en este cuadro que lo abarca todo y es la luz. La luz de tarde propia desde este punto.
Algunas sombras se proyectan sobre los otros árboles creando una sensación de luminosidad mayor aún.
A medida que alejamos la mirada el verde amarillento de los árboles que hay en primer término este verde, se vuelve algo azulado.
Comparte la composición muy similar junto a la siguiente obra así como las tonalidades, que a pesar de ser un paisaje muy distinto, comparten esas tonalidades propias de Madrid.
El segundo cuadro es una pintura de un paisaje de la Sierra de Guadarrama que habitualmente suelo ver desde los alrededores de mi estudio de pintura.
Se trata de una vista de todo el perfil de la conocida «Cuerda Larga» que es el perfil que se ve de la vertiente sur de la sierra y visible desde muchos puntos de Madrid.
Un paisaje en el que se aprecian tonos verdes mezclados con las tonalidades de tipo tierra, ocres y como no, los tonos azulados y violetas propios del Guadarrama en la lejanía debido a las grandes extensiones de pinos y robles que en la distancia el color verde de la vegetación se torna en azulado.
El blanco de la nieve sobre las cumbres delimita y marca el perfil de cada uno de sus conocidos picos. Se aprecia la figura de una persona pasear por el camino tapado casi por la hierba junto a su perro.
Por estas zonas de vaguadas y pequeños valles, cuando comienzan las primeras lluvias del otoño comienza a salir la primera hierba con un color verde algo azulado muy característico que siempre me ha gustado pintar.
Ambos cuadros tienen ese estilo cercano al Impresionismo propio de toda mi pintura como es habitual.
Pinceladas alargadas, pequeñas y sueltas a la vez forman estas dos obras que he querido presentar a modo de comparación y exposición de ambas pinturas.