Cuadro al óleo de la Gran Vía de Madrid

Un cuadro al óleo de la Gran Vía de Madrid que recoge una de las vistas más conocidas de la capital. Sin duda esta esquina tan famosa de Madrid ha sido retratada en numerosas ocasiones.

Por mi parte presento este cuadro al óleo con una característica pincelada impresionista, ligera, suelta pero llena de detalles curiosos y matices pareciendo que estuviéramos mirando a través de un vidrio. Se trata de la confluencia de las calles de Gran Vía y Alcalá.

Un día luminoso hace que estos bonitos edificios brillen por si solos a la que su colorido con un cielo azul típico de Madrid, con sus tejados anaranjados que se pierden en la inmensidad de la ciudad.

En una mirada hacia el norte con la Sierra de Guadarrama al fondo. Con sus montañas que tiñen de azul velazqueño las mañanas frías de invierno como en este paisaje en el que se aprecia nieve en sus cumbres.

En la calle los autobuses y los coches se mezclan entre sí aportando también colorido a la escena, aunque en esta en concreto aparecen parados en el semáforo esperando.

Quería añadir coches ya que este lugar sin ellos no es lo mismo y aportan vida a la escena.

Por otro lado tampoco quería que apareciesen en la zona baja de la composición del cuadro ya que esto hace que nuestra mirada recorra de abajo a arriba todo el paisaje y se pierda de un lado a otro observando las terrazas y azoteas de cada edificio.

Y es que en un cuadro y sobre todo si es trata de un cuadro de tema urbano es muy recomendable introducir algo de movimiento y vida, es decir, coches o personas que aportan más dinamismo a la escena general.

El cielo como en muchos de mis cuadros predomina una pincelada pequeña que en varios colores de tono azul se va mezclando y la cúpula del edificio resalta en el cuadro acaparando todo el protagonismo de la pintura.

Las nubes crean un embovedado marcando una perspectiva de lejanía. Un cuadro que tiene otra versión más reducida del lugar en un formato más panorámico que se puede ver pulsando aquí.

Muchas capas de pintura en este cuadro que se acerca al impresionismo capturando la esencia de un momento fugaz en esta transitada calle de Madrid. Poder transmitir dinamismo y sobre todo alegría y mucha luz en uno de los lugares más famosos de Madrid.

El cielo es algo importante en los cuadros de Madrid ya que es algo muy representativo de la ciudad. Tiene un color azul intenso y en los días despejados se aprecia con gran cantidad de matices.

El edificio Metrópolis con su peculiar cúpula y detrás el edificio Grassy que queda casi escondido, fueron dos de los edificios que se terminaron primero cuando se construyó el primer tramo de la conocida avenida madrileña.

Las pinceladas en el cuadro se unen y se dirigen en varias direcciones componiendo el cuadro en tu totalidad.