Martín Rico y Ortega
Martín Rico y Ortega
Uno de los grandes maestros de la pintura española del siglo XIX.
Sus paisajes venecianos ya forman parte de su identidad como artista pero también pintó paisajes españoles y escenas costumbristas mostrando la España de su época.
Un pintor de gran calidad tanto en su pintura como en sus dibujos.
«En la orilla del río». Oleo sobre lienzo. Martín Rico y Ortega
Estilo y trayectoria artística
Aunque este pintor está ligado a Venecia y sus cuadros de vistas de canales y paisajes de esta bonita ciudad, en este análisis que he realizado, he escrito acerca de su pintura de temática española que me parece muy interesante.
La carrera pictórica de Martín Rico es algo diferente y especial ya que viaja mucho y tiene distintas series de cuadros de los países en los que vivió, tales como Francia, Suiza, Inglaterra o Italia.
No se si por cercanía pero me parece muy interesante el partido que le saca a los temas españoles y estos son los que comentaré aquí.
La pintura de Martín Rico y Ortega se puede decir que es un oasis en la pintura española del siglo XIX, tanto por su tema como por su calidad. No quiero decir con esto que en esta época en España se hiciera mala pintura, todo lo contrario, ya que es un periodo muy fértil.
Pero hay algo diferenciador en su pintura. Paradójicamente es un pintor que no alcanzó la fama que debiera a lo largo de su vida aunque su obra se vendió bien sobre todo en Francia.
Cultivó mucho el dibujo, la acuarela y el oleo. Pero sobre todo alcanzó cotas de maestría en muchas de sus obras a través de su interés por el dibujo y la composición, dibujando con el color acercándose en ocasiones a una pintura cercana a la pintura de la Escuela de Barbizón sobre todo en su época francesa.
Y manteniendo el interés por artistas como Charles François Daubigny al que consideraba «un pintorazo» según sus propias palabras en sus memorias tituladas «Recuerdos de mi vida».
Nacido en Madrid en 1833 será reconocido como el pintor de Venecia dado que son los temas que más abundan en su obra sobre todo en su etapa al final de su vida, aunque como veremos a continuación trabajó también en temas españoles y franceses ya que fue un artista que viajó por toda Europa.
Una vez más, la historia se repite y Martín Rico fue uno de esos artistas reconocidos fuera de España, obteniendo la medalla de la Legión de Honor de la República Francesa en 1867 dada su participación muy activa en distintas exposiciones en París que incluyen las Universales.
Aún así sólo realizará una exposición individual que será en Francia y aunque su obra como comentaba al principio se vendía bien entre los coleccionistas franceses no llegó a despuntar del todo en este país.
Su éxito vendría más tarde sobre todo a raíz de la compra por parte de la adquisición de su obra por compradores norteamericanos y que formarán parte de las colecciones de diferentes museos.
El pintor a lo largo de su carrera mantuvo una relación estrecha con la familia Madrazo, tanto con Ricardo como con Raimundo y también con el cuñado de estos dos que era Mariano Fortuny con quien compartió una temporada en Granada pintando muchos temas que hoy también son muy conocidos.
Era un pintor con buen carácter y que producía simpatía en muchos artistas coetáneos según parece y después de haber leído sus memorias lo confirmo por su modo en el que relata algunos de los episodios más importantes de su vida.
Debido a su dispersión de la obra por todo el mundo su pintura es difícil localizar hoy día pero gracias a la correspondencia y amistad que mantuvo con esta familia, se han podido localizar muchas de ellas.
Como comentaba anteriormente, Martín Rico fue un gran dibujante y practicó esta disciplina a lo largo de toda su carrera por lo que se han conservado nada menos que alrededor de cuarenta cuadernos de dibujo en concreto por el Museo del Prado donados por sus descendientes y muy bien conservados.
En sus años de París esta obra que muestro a continuación de la aguadora en una calle de Toledo, puede ser clave para comprender su periplo por España y su interés por esta ciudad. Fue expuesta en la Exposición Universal de París de 1878, obteniendo un gran éxito. Esta obra provenía de la colección norteamericana de su amigo y marchante W.H. Stewart.
La Aguadora de Toledo. Oleo sobre tabla. Martín Rico.
Es interesante en esta obra de la aguadora en Toledo, ver la figura de los borriquillos que acompañará al pintor siempre. Es más muchas veces se ganó por eso algún que otro insulto llamándole «pintor de burros».
Lo cierto es que pintaba con extraordinaria maestría a estos animales, también pintaba muy bien niños y en el cuadro por la calle de la derecha se puede ver a un canónigo de espaldas alejarse.
Otro elemento que quiso poner y muy vinculado a la ciudad de Toledo. Se trata de una pequeña tablilla de tan solo 34×21 cms. y que se conserva en el Museo del Prado. Merece la pena ver esta obra en la web del museo en alta resolución ya que se puede apreciar bien.
Su estancia en Granada con Fortuny es muy fértil y fructífera. Trabajan ambos sin parar de día y de noche. El primero en llegar a Granada es Fortuny, que escribe a Rico, diciéndole que debe acudir a pintar porque la ciudad está llena de motivos maravillosos, no solamente la Alhambra, sino los alrededores. Como viajó durante el invierno y se hacía de noche pronto, Fortuny compró una lámpara que utilizaban cuando se hacía de noche y así poder aprovechar mejor el día en el estudio que tenía Fortuny en la Cuesta de los Mártires.
Ayuntamiento de Granada. Mariano Fortuny. Oleo sobre tabla, 48×35 cms.
Ambos trabajan preparando los bocetos iniciales para luego más adelante realizar las obras definitivas. No trabajaba nunca tamaños excesivamente grandes ya que la mayor parte de ellos no solía tener más de un metro de ancho. Posiblemente no usara formatos muy grandes para poder trasladarse a pintar del natural con más facilidad y comodidad.
Granada. Martín Rico y Ortega. Oleo sobre tabla, 9,8×16,5 cms. Museo del Prado.
Rico a lo largo de su vida realiza varias campañas por toda Europa, aunque a mi me gusta mucho la que hizo por España.
Una época en la que se viajaba por España por parte de escritores, periodistas y pintores europeos como un destino exótico y atraído por su pasado de la cultura árabe sobre todo en Andalucía, aunque también atraídos por ese casticismo de las costumbres y paisajes de Castilla.
Por tanto Rico representa muy bien en su periplo por España ese ambiente no sólo con sus paisajes sino también con los tipos que representa dentro de esos paisajes que aunque forman parte de un añadido paisajístico se puede ver su modo de vestir muy tradicional o sus actitudes en las que son representados.
Viaja por Francia, Suiza, Alemania, Inglaterra, Flandes y por supuesto por Italia que será el destino definitivo y donde acabará sus días casado con una mujer mucho más joven que el, pintando Venecia, un tema por el que será conocido finalmente y tal y como es su deseo.
Por desgracia para todos los seguidores de su pintura, no se conservan obras de todos los lugares que visitó pero el mundo del arte es muy curioso a la vez que extraño y con el tiempo siempre van saliendo obras que han estado ocultas durante décadas por coleccionistas o familias que han ido heredando estas obras hasta que un día deciden sacarlas al mercado y se conoce de su existencia.
Las acuarelas
Es el pintor Genaro Pérez Villaamil el que pone en contacto con la acuarela a Martín Rico cuanto este es estudiante en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Villaamil, un pintor muy orientado al Romanticismo español cultivó esta técnica al igual que los británicos de la época que representaban paisajes españoles.
Naranjos en la Huerta del Retiro de Sevilla de Martín Rico
El paisajista Pérez Villaamil a su vez mantiene en su pintura a la acuarela influencias británicas de artistas como Thomas Girtin, David Roberts uno de los cuales anduvo por España retratando sus paisajes y costumbres o el mismo William Turner.
Esta influencia es palpable en Villaamil en su trabajo en acuarela donde no representa el motivo tal y como es, sino que lo interpreta al gusto de la época recreando de un modo quizás exagerado en ocasiones y modificando las proporciones por ejemplo de las catedrales pintándolas mucho más grandes de lo que son y con perspectivas mucho mayores.
Acuarela de la iglesia de San Pablo de Genaro Pérez Villaamil
Esto no es indicativo de un error en la toma de proporciones del tema sino de un estilo determinado propio del Romanticismo. Martín Rico sin embargo no aplicará este estilo y se limitará a tomar las proporciones reales del tema que tiene delante, aportando a sus obras un mayor realismo.
Acuarela de un paisaje de la meseta castellana de Martín Rico.
En este paisaje de la meseta castellana que muestro sobre estas líneas pintado desde la vertiente segoviana de la Sierra del Guadarrama en la que se aprecia la inmensidad del paisaje castellano y como con el camino que pinta nos introduce en el paisaje para ir mostrando algunos árboles dispersos y que nuestra mirada vaya mucho más allá.
Un paisaje temprano de Rico cuando se inauguró el tendido del ferrocarril que llegaba a Villalba (Madrid) y ya se podía acudir desde Madrid al Guadarrama y desde aquí adentrarse con mulas en las montañas que entonces estaban llenas de forajidos y asaltantes. Como comentaba, este tipo de anécdotas los relata el pintor muy bien en sus memorias, «Relatos de mi vida».
Paisaje toledano del pintor Aureliano de Beruete
Más tarde Aureliano de Beruete, pintará también estas montañas y no hay duda que recibirá la influencia de Rico así como de su maestro Carlos de Haes. También Juan Espina y Capó se acercará más tarde a retratar estas montañas y muchos otros pintores afincados en Madrid que la relativa cercanía entonces con la ciudad hacía muy atractivo el salir a poder pintar el Guadarrama.
A medida que pasa el tiempo y hacia 1856 comienzo a interesarse por las ciudades monumentales como Segovia, Toledo, Granada y Sevilla. No le interesa uno u otro monumento en si para pintarlo sino la totalidad de su monumentalidad asociada al entorno, es decir, a su conjunto integrado en la ciudad. En Segovia pasa mucho tiempo y pinta tanto temas en acuarela como dibujos de diferentes partes de la ciudad. Rico pinta en Segovia el acueducto desde una vista muy parecida a la que Beruete años más tarde realizaría desde el mismo camino que lleva a Bocegillas. Un punto de vista muy parecido al que podemos apreciar en las escenas de barriadas de Sevilla o Granada.
Y dentro de esa monumentalidad también se encuentran los paisajes que casi parecen monumentos como aquí este del Santuario de Covadonga bajo estas líneas, que pinta en un formato vertical donde pinta también unas figuras en la parte inferior para ofrecer una idea de la escala de este monumento mitad natural y mitad realizado por la mano del hombre. Sin duda esta obra nos recuerda a la obra de Villaamil que ya había pintado anteriormente este motivo.
Santuario de Covadonga de Martín Rico.
Sin embargo a diferencia de Villaamil, Rico opta por una visión realista del lugar tal y como se encontraba en ese momento. Se trata pues de una obra magnífica.
Cómo ilumina la cueva parcialmente y trabaja con esmero y de modo cuidadoso todo el conjunto de la piedra con sus trazado y color.
No obstante aún vemos que utiliza recursos románticos en la composición a la hora de incluir estas figuras con los trajes tradicionales asturianos donde su conjunto parece imaginado y no propio de la realidad.
Más adelante es sus composiciones venecianas o granadinas, veremos como las figuras están es una situación muy realista, casi a modo de fotografía, representando esa realidad del momento.
La Sierra de Guadarrama
En su campaña por la Sierra del Guadarrama pinta esta obra que aún tiene una ascendencia algo romántica al igual que la obra anterior. De un modo muy detallado pinta o más bien habría que decir que dibuja con el color los distintos elementos propios del Guadarrama como lo son el pino silvestre que aparece con cierta inclinación en primer término.
Un paisaje del Guadarrama. Oleo sobre lienzo. 69×100 cms. Museo del Prado.
Una especie muy característica de esta serranía y que casi es un icono de la misma. También las cumbres azuladas en la lejanía que va añadiendo plano a plano. Con un celaje muy suave, poco contrastado y también propio del Romanticismo con esos tonos anaranjados y rosáceos en el horizonte.
El pintor proseguirá su andadura por la meseta entre las dos Castillas y se trasladará también a la provincia de Guadalajara por la comarca de la Alcarria, donde pintará algunos paisajes en los que se va acercando poco a poco a un estilo más realista y con el que será reconocido finalmente.
Paisaje del Guadarrama, 39,5 por 60,6 cm, Oleo sobre lienzo. Hispanic Society de Nueva York.
Esta visión del paisaje es una de mis preferidas de los paisajes del Guadarrama que Martín Rico pinta en su campaña por estas montañas. Se trata de una obra maestra del paisaje español sin duda.
El cuadro pintado a la altura de Manzanares el Real nos muestra frente a nosotros la Pedriza en un atardecer maravilloso que nos muestra las sombras azuladas propias de estas montañas en la lejanía. La conocida peña del Yelmo, se puede apreciar entre los dos árboles de la parte derecha.
Hoy día esta zona sigue exactamente igual por lo que se puede visitar y contemplar un paisaje exactamente igual que este. La tradición ganadera por esta zona sigue vigente hoy día por lo que podremos ver un paisaje idéntico si paseamos por este lugar.
Destacan las siluetas de algunas vacas, asomándose desde la leve caída del terreno desde donde nos sitúa el pintor.
De modo que la zona de valle queda oculta. Como agazapado nos muestra a estas figuras que parecen pastores con sus capas de tipo segoviano. Podemos intuir un movimiento lento de los animales y de las figuras en la que todo parece ser tranquilidad y placidez.
En la zona de la mitad en la misma línea en la que aparecen las vacas, también se aprecia una pareja cargada con bultos que muy hábilmente los ha pintado de color rojo y azul para destacar del pardo de los pastores. A la izquierda destacan una pareja de niños sentados sobre la hierba. Los fresnos con sus ramas sin hojas propias de estas dehesas, nos indican que sea una tarde de otoño o de invierno.
También las jaras o el cantueso decora esta pradera y en primer término nos muestra grandes piedras de granito con su musgo de color verde oscuro quizás a modo de símbolo ya que también por la tradición cantera en esta parte de Madrid este tipo de piedra es muy representativa de la zona.
De nuevo con esta obra nos viene a la mente la obra de Aureliano de Beruete que pintará estas vistas de la Sierra asociadas al artista pero con un estilo mucho más suelto.
Dibujos
Como indicaba al comienzo, Martín Rico trabajo mucho el dibujo siento cientos los cuadernos conservados en la actualidad donde se da muestra de la gran valía que el pintor tenía en esta disciplina. Hoy día tanto el Museo del Prado como la Hispanic Society of America cuentan con numerosos dibujos. Muchos de ellos de gran formato, algunos, son estudio previo a la hora de pintar.
Dibujo a plumilla de Martín Rico y Ortega
Dibuja tanto a lápiz como a tinta y con pequeñas líneas crea sombras y todo tipo de detalles. Un modo de hacer realmente a conciencia y con una calidad excepcional contando con los materiales que se utilizaban en la época. Esto sin embargo no es un impedimento para Rico.
En Londres se empapa bien de la pintura que puede ver en la National Gallery, acompañado por Raimundo de Madrazo y donde tiene tiempo para realizar algún dibujo también de las riberas del Thamesis.
Cuesta mucho poder encontrar los apuntes que realizó del natural. Es muy posible que estén en algún lugar y que probablemente ni se sepa que son del pintor. Esto suele suceder con este tipo de obra que en ocasiones no va firmada y después del fallecimiento de los artistas se dispersa.
Estudio de unas góndolas en Venecia. Colección particular.
Estas obras por lo general de pequeño tamaño tienen un gran valor artístico ya que como he dicho en muchas ocasiones son la esencia propia del pintor. Poco a poco se va adentrando en el mundo de la montaña sobre todo en España y Suiza donde pinta temas durante cinco años entre los que la vegetación y los cursos de agua son un motivo predominante.
Paisaje a orillas del Marne. Óleo sobre lienzo, 89 x 150 cms. Museo del Prado.
Es un pintor que por primera vez pinta la naturaleza y los temas de montaña como nadie lo había hecho antes. Con un punto de vista donde se dan todos los accidentes geográficos así como el equilibrio que mantiene en cada una de estas obras.
Es curioso que este equilibrio y placidez de estas obras, se trasladará a los temas por los que el pintor será conocido como lo fueron los cuadros dedicados a Venecia, donde todo parece fluir de modo tranquilo.
Granada. Oleo sobre tabla, 31×17 cms. Fundación María Cristina Masaveu Peterson.
Granada
Una vez finalizada su campaña por Madrid, Fortuny le escribe y le indica que debe ir a Granada para pintar juntos. Le cuenta en las cartas que le envía que la ciudad es maravillosa y está repleta de buenos motivos para pintar.
Fortuny buen conocedor de la obra de Rico, sabe que tendría muchas posibilidades en su pintura.
Los formatos que utiliza Rico en Granada son verticales, quizás para retratar la monumentalidad de la ciudad y de los edificios que le asaltan a su paso. Muchos de sus cuadros son composiciones de varios elementos que une en un mismo cuadro.
Es decir, en ocasiones no pinta lo que ve realmente, sino que adapta un poco a su gusto la composición.
Es también en estos cuadros, cuando añade figuras propias de la vida en Granada, mujeres que caminan con cántaros de agua o parejas de jóvenes o niños en algún rincón de la composición.
Una mirada al orientalismo, quizás influenciado por la moda europea de lo exótico que se hallaba en Oriente y España estaba por aquel entonces vinculada a ese orientalismo. Pinta el Albaycin y sus patios, las calles con grandes empinadas aunque no dirige esa mirada al paisaje de montaña que le rodea como Sierra Nevada que si haría Sorolla más adelante.
Como comentaba anteriormente, Fortuny se hace con una lámpara que les sirve para alargar las jornadas ya que viajan en invierno por lo que las horas de luz son más escasas.
El patio de la Escuela. 34×60,5 cms. Oleo sobre lienzo. Museo del Prado.
Sobre estas líneas una de las obras maestras en la que se puede ver un beaterio o orfanato de niñas donde sobre la pared dispone a todas las niñas ante la maestra que por lo general solía ser una mujer viuda o soltera.
Aquí se les enseñaba a realizar tareas domésticas y a leer o escribir.
La obra pertenece a uno de los periodos de madurez creativa en donde se sitúa en un nivel técnico muy alto tanto en dibujo como en composición.
Dispone a las niñas en línea delante de la pared de la escuela que pinta con detalles orientales como por ejemplo los azulejos o la fuente del patio.
A cada niña le aporta una personalidad diferente y en sus gestos se puede ver su carácter distinto mientras la maestra se muestra de perfil sentada cosiendo mostrando cómo se hace mientras que las niñas se afanan en copiar lo que hace la mujer. Cabe destacar el colorido que aporta a las ropas de cada niña. Los animales también están presentes en la obra de Rico como por ejemplo el gato que permanece ubicado junto a la maestra.
Adolphe Goupil el marchante con el que trabajaban tanto Rico como Fortuny, venderá de inmediato esta obra de su época de Granada junto a Fortuny siguiendo de cerca sus pasos ya que todo lo que pintaban ambos artistas se vendía de inmediato en Francia.
La Torre de las Damas, Granada. Martín Rico y Ortega. Oleo sobre lienzo, 63,5×40 cms.
Martín Rico, pone especial atención a los detalles y erosión que el paso del tiempo hace en las fachadas de los edificios y de todas las cosas en general como en el cuadro de La Torre de las Damas sobre estas líneas, en el que se puede apreciar en la fachada de la propia torre como los materiales se encuentran algo desgastados por el paso del tiempo.
Ofrece la visión de un pasado de riqueza en tiempo de los Reyes Nazarís pero que en la época que los pinta tienen ciertos signos de abandono.
Ocurre lo mismo con Fortuny y quizás por ello compartían cierto gusto por un estilo en común.
Como comentaba anteriormente, Rico, añade figuras al paisaje ofreciendo mucha vida a la escena que presenta mostrando casi de modo fotográfico a modo de ilustración o recuerdo de su época y es algo muy valioso para retroceder a esa época y conocer cómo era Granada.
Hoy día esta torre y alrededores está muy restaurada como es lógico. El coleccionista Ramón de Herrazu compra esta obra que se encuentra en el Museo del Prado y menos mal ya que mucha obra de Rico se encuentra fuera de España ya que muchos coleccionistas y marchantes extranjeros seguían su obra de cerca y la compraban muy rápido.
A orillas del río Guadaíra. Acuarela. Martín Rico. Museo del Prado.
En su periplo por Andalucía, Rico llega a la localidad en Alcalá de Guadaira en Sevilla en el mes de marzo de 1872. En esta época la temperatura es muy agradable en la provincia de Sevilla siendo bastante suaves por lo que pinta las acuarelas que se puede ver sobre este párrafo. Me pregunto el papel que utilizaría para esta obra tan detallada.
Se puede ver en el Museo del Prado con gran detalle y merece la pena acercarse a contemplar la riqueza de matices y colores que hay en esta obra.
Los tonos verdes que son una de las cosas más complejas los trata con gran maestría. Utiliza aquí los trazos verticales para realizar las sombras de los árboles y el conjunto sobre el río. Parece que utiliza un dibujo previo a lápiz y posteriormente el color con pinceladas bastantes redondas diluyendo el color entre si, en varias capas. También utiliza algo de gouache que añade en algunos puntos. Hay que fijarse bien en los naranjos y esos tonos de las propias naranjas colgando
Acuarela. Recogiendo naranjas. Martín Rico y Ortega.
Recorre Rico Sevilla y pinta el extrarradio de la capital como en esta acuarela magnífica de factura muy similar a la anterior. En este caso una escena en la que se aprecia cómo grupos familiares recogen las naranjas.
Centra el detalle y la minuciosidad en la parte central de la acuarela dejando los extremos más abocetados, algo que tiene en común con Fortuny aunque este último lo exagera mucho más para hacernos entrar desde los extremos hasta donde desean mostrarnos el detalle y capturar nuestra atención.
Utiliza por lo que se puede apreciar un papel de gran calidad de grano fino que se puede ver en el cielo que para realizar las nubes utiliza el blanco del propio papel dejándolo sin colorear.
También la composición utilizada, con la verticalidad de los árboles que asoman entre las casas y las propias casas dispuestas a modo de escalinata de izquierda a derecha.
El Puente de Toledo, Madrid. Oleo sobre tabla. Martín Rico y Ortega.
En 1882 regresa a Madrid y pinta temas como este oleo del Puente de Toledo. Una pequeña obra de tan solo 35×22 cms. pintada sobre una tablita y en la que concentra muchos elementos además de la luz propia de Madrid. Nos ofrece también mucha información de lo que era este punto en aquel momento.
Muchos burritos que van y vienen de La Mancha y en concreto de Toledo y que al ser una de las puertas de entrada a Madrid, paraban antes de continuar en un sentido o en otro. Se puede ver cómo llevan en sus cestos los productos para vender, campesinos, arrieros, hortelanos.
Por otro lado otro dato curioso es el paseo junto al río Manzanares al fondo con la hilera de estatuas de mármol dedicadas a reyes y que hoy día residen en el Parque del Retiro.
Rico, pinta uno de los laterales del puente y por tanto uno de los dos templetes de estilo Barroco que fueron construidos en el siglo XVIII. Se recrea en la construcción, la estudia con minuciosidad y lo pinta con todo detalle, con sus sombras azuladas y sus formas.
También cabe destacar ese cielo con un azul tan suave con tonos rosáceos en la parte más baja y con alguna nube. Aportando mucha luminosidad a la escena. Una de las escenas de Madrid que posteriormente Aureliano de Beruete plasmaría con mayor soltura en su ejecución.
Autorretrato de Martín Rico y Ortega. Oleo sobre tabla. Museo del Prado.
Para terminar, muestro este retrato y una fotografía del año 1897 de Martín Rico en su última etapa vital. Como dije al principio, en este artículo no he comentado su obra de temas venecianos, ciudad a la que se sintió muy unido siempre.
A esta edad y después de ser padre por primera vez a los sesenta y siete años se retrata de esta manera.
Fotografía del pintor a una avanzada edad.
Han pasado siete años desde que fuera padre por vez primera y sufre un ictus que le deja con signos de cierta parálisis en partes de su cuerpo como se puede ver en el rostro de este cuadro. Un pintor que tiene una trayectoria muy internacional y muy diferente a otros artistas españoles que bien merece la pena conocer.