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La maja desnuda de Francisco de Goya

Francisco de Goya

Francisco de Goya y la psicología de sus personajes retratados

Si hay algo que diferencia la pintura de retrato de Goya es esa facilidad de capturar lo más profundo de cada personaje.
Una facilidad no sin trabajo detrás pero que de una manera muy resuelta nos desvela a cada personaje a través de sus rostros.

¿Quién fue realmente Francisco de Goya?

Una de las preguntas que más se han realizado pero que sin embargo no se haya una respuesta clara. Si, en efecto Francisco de Goya fue pintor, nació en Fuendetodos, Zaragoza en 1746, en el seno de una familia de clase medida. Su padre artesano del que quizás herede su faceta artística y su madre perteneciente a una familia noble pero sin mucha fortuna.

Todos estos datos generales ya los hemos leído en muchas ocasiones, tanto el libros como en museos. Sin embargo, la faceta tanto artística como personal del pintor va más allá, donde hay mucho por descubrir.

Goya fue sin duda uno de los artífices de la pintura moderna, del impresionismo y fue un visionario que nos cuenta y advierte sobre lo que sucederá en el siglo XX.

Esto puede parecer raro pero si analizamos su obra con detenimiento podemos ver hacia donde apunta su pintura. Es algo mas que pintura y es un conglomerado de ideas complejo y en ocasiones difícil de desgranar.

 

Autorretrato de Francisco de Goya
Autorretrato de Francisco de Goya (detalle)

 

Sobre estas líneas podemos ver a un Goya joven con su larga melena con la ambición y valentía en el rostro, la boca apretada signo de determinación y perseverancia. Y la frente despejada, signo de inteligencia. Se pinta con la melena suelta, distinta a los demás, que le confiere un aspecto de genio total y algo imprevisible e indomable.

Podemos ver técnicamente en su pincelada suelta y larga a Velázquez también. Es rebelde y contradictorio en ocasiones siendo conservador y muy moderno a la vez. Como todo pintor que quiere dedicarse a la pintura en ocasiones debía complacer a clientes.

En aquel entonces el mundo del arte estaba encorsetado y controlado por aristócratas adinerados con conexiones en la iglesia y la corte con mucho poder que podían hacerle llegar a su meta. 

Goya era una persona muy ambiciosa y quería llegar a lo mas alto. Además tenía un sentido muy pragmático de la vida y sus circunstancias por lo que si debía pintar tal o cual cosa, pues se hacía.

El tenía claro el objetivo y no iba a descansar hasta conseguirlo. Muchas veces podemos ver como se debate entre el conservadurismo y la modernidad, es contradictorio y creo que hay dos vertientes claras. Por un lado la pintura que debía realizar para poder vivir y progresar y la pintura que el deseaba hacer, es decir su esencia más pura y su visión más personal.

Por otro lado indicar que llega un momento que Goya ya ha conseguido lo que quería, además la edad comienza a hacer mella en su salud y su conocida sordera. Una secuela de una enfermedad que le acontece en Cádiz y que casi le mata y que influye de manera determinante en su obra. Por lo tanto en este punto también decide saltarse lo establecido y experimentar con otras técnicas como el grabado. 

Quizás a la pintura de Goya se la mire de un modo superficial, es decir, a nivel técnico o de tema pero poco más. Cuando digo esto, me refiero a nivel general. Es decir no por los estudiosos en Historia del Arte, sino por el común de las personas que se acercan a un museo y ven alguna obra de Francisco de Goya.

Se que las personas que han estudiado mucho la figura de Goya y su pintura probablemente sepan lo que estoy escribiendo pero aún así quizás pueda ser de ayuda o simplemente para tener otro punto de vista más acerca del genial aragonés.

En algunos artistas su personalidad y la obra se desligan y no están relacionadas, mientras que en otros casos como el de Goya son una misma cosa. 

¿Cómo fue su aprendizaje y cambio como artista?

Como todo joven pintor, Goya al comenzar su carrera decide viajar a Italia pues el sabe que es un gran pintor y que necesita ir allí para conocer de primera mano la pintura italiana antigua como la que se estaba haciendo en ese momento.

Cuando llega aquí le encargan algunas obras de género religioso y es aquí donde se comienza a vislumbrar en las figuras representadas algo diferente.

En la obra de otros pintores de similares características, se puede apreciar cómo las figuras de santos, ángeles o vírgenes en ocasiones tienen una mirada o unas expresiones un tanto anodinas. Esto cambia en Goya, ya que se puede ver a la perfección como le aplica su dosis de personalidad a cada figura y a algunos personajes retratados como ángeles por ejemplo, tienen una mirada que habla y dice algo más.

Esto es el principio de lo que quizás el pintor buscará a lo largo de toda su vida, hablar al mundo a través de cada personaje representado y que será más evidente en personajes de la realidad cotidiana, desde reyes hasta gente del pueblo llano.

Goya, autorretrato vestido de torero
Goya, autorretrato vestido de torero

Una muestra de su persona, suya propia es esta sobre estas líneas de un autorretrato con una chaquetilla de torero a la edad de cuarenta y seis años.

Esa actitud frente a nosotros es la que tiene frente a la pintura. Esto es a lo que me refería antes, es algo más que un propio autorretrato.

Es una declaración de intenciones. Se viste de torero para este retrato que se hace en su estudio de Madrid. Compara la arriesgada profesión de torero con la de pintor. Encuentra en este arte equivalencias. También el hecho de que los toros era un espectáculo por aquel entonces propio de las clases más populares, por lo que también se identifica como parte de ese pueblo mostrándose uno de ellos.

¿Quiénes eran los modelos de Goya?

Los modelos o referencias utilizados por Goya en su tiempo no difieren mucho de nuestra realidad más contemporánea. Es decir, el consideraba que el mundo era un lugar terrible en aquel entonces y sucedían cosas horribles.

Hoy día por desgracia también suceden ya que es algo que convive intrínsecamente con el género humano desde el comienzo de los tiempos.

Por eso indicaba líneas más arriba la valentía y casi temeridad, que un artista en el final del siglo XVIII y comienzos del XIX se atreviera a pintar este tipo de motivos.

Por eso también, Goya, hoy día no es entendido como se debiera, y no se le mira con detenimiento y con atención. Es un altavoz potente que nos grita, nos dice que miremos.

A nosotros no nos gusta y buscamos algo más amable, estéticamente más bonito. Y Goya es en cierta medida al igual que Velázquez un narrador de la época y sus personajes.

Francisco de Goya, escena de asesinato
Francisco de Goya, escena de asesinato

¿Qué novedad aporta Goya a su pintura?

Si comparamos las obras de otros artistas contemporáneos de Goya como por ejemplo Francisco Bayeu, que fue además su cuñado. O la pintura de Mariano Salvador Maella, aún siendo buenos pintores carecen de este toque de artista que tiene Goya.

Parece lo mismo pero no lo es, ya que por ejemplo, cuando se trata de pintar una escena religiosa, tal y como comentaba al principio. Goya, aporta ese toque personal a los personajes de le escena que está representada. De este modo cada figura posee un rasgo de personalidad que lo caracteriza. 

Es decir ellos son pintores mientras que Goya era un artista y profundizaba mucho más. Iba más allá de una simple pintura en la que se valora el parecido con el modelo. Y este concepto tan moderno tendrá una influencia absoluta en la pintura moderna de los siglos posteriores. Se dice a menudo que Cezanne fue el padre de la pintura moderna pero no es cierto. El verdadero precursor de la pintura moderna es Goya.

La caza del Jabalí. Francisco de Goya.
La caza del Jabalí. Francisco de Goya.

La carga de los Mamelucos. Francisco de Goya.
La carga de los Mamelucos. Francisco de Goya.

Si vemos en los dos cuadros que preceden a estas líneas, podemos apreciar cierta analogía en la composición de ambos. En la violencia del motivo en ambas pinturas que pertenecen a épocas muy diferentes.

La caza del jabalí a la izquierda es un cuadro que forma parte de la primera etapa, mientras que la siguiente pertenece a una época más madura del pintor en plena guerra de la independencia de la ocupación francesa.

En cada uno de estos cuadros existe el fenómeno de la violencia. En la primera obra, el jabalí con la lengua fuera intenta zafarse de los perros que le rodean y muerden por todo el cuerpo, mientras que el cazador acude a pinchar con su arma al animar para darle muerte.

En el siguiente fragmento perteneciente a la obra «La carga de los mamelucos», los madrileños acuden con sus armas a apuñalar a los soldados que con gestos de pánico ven como su final está cerca.

A la vez la cara de ira de las personas que rodean el caballo acuchillándolo por todas partes forma parte de esa gestualidad tan propia de Goya.

Por esto podemos apreciar que hay algo en Goya desde los inicios que quiere expresar en su pintura y son esas peculiaridades del alma humana que tanto nos definen y que quiere plasmar sobre el lienzo.

¿Cómo llega Goya a tener su propio estilo?

Llegar a tener su propio estilo de pintura no fue tarea fácil ya que después de comenzar con las escenas de caza como la que comentaba en el punto anterior.

Goya en el año 1776 comienza a realizar copias de los cuadros de Velázquez que es de quien obtiene mayor inspiración e influencia. Es la pintura que aspiraba a realizar pero evidentemente sin copiarle, sino trasladando a su propio estilo las cosas y matices que le gustaban.

De este modo poco a poco adquiere un nuevo estilo de pintura y que a día de hoy es inconfundible. Se recrea realizando escenas de caza retratos de cazadores que le sirven para m´.as adelante realizar retratos de caza.

También captura en sus dibujos un trabajo interesante de escenas de caza que no se trata de posados en los que se ve a una figura perteneciente a la nobleza sino que son como pequeñas instantáneas de personajes durante la jornada de caza.

Esto aunque puede parecer trivial, se trata de un ejemplo más de cómo Goya es el padre de la pintura moderna y de la pintura al aire libre así como el Impresionismo, capturando de un modo fotográfico pequeños sucesos. Incluso se dibuja asimismo ya que era un gran aficionado a la caza.

Se puede decir que es casi como un álbum de recuerdos de los sucedido durante esos días.

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Dibujo a tinta realizado a plumilla de un cazador y su perro.
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Dibujo a plumilla de Francisco de Goya de un cazador apuntando

Son pequeños dibujos realizados a tinta con plumilla que casi parecen realizados para ser vistos uno detrás de otro a modo de cómic.

Capturando un día de caza como si de una película o un cómic se tratase ya que los motivos retratados tienen cierto movimiento.

Se caracterizan por su inmediatez y si se miran bien se apreciará la velocidad con la que fueron dibujados.

El primero empezando por la izquierda que nos mira fijamente sonriendo, bien podría ser el propio Goya. Son de una seguridad y rapidez fascinantes. Otra prueba mas del genio y brillantez del pintor que mezcla originalidad y habilidad en el dibujo.

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Dibujo de Goya realizado a plumilla de un cazador cargando la escopeta
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Dibujo de Goya de una escena de caza en la que se puede ver a unas personas con el reclamo.
Como comentaba anteriormente, Goya era un gran aficionado a la caza y como tal nos presenta diferentes escenas muy sencillas que capturan sólo a una o dos figuras en distintos escenarios que se dan en la caza. Apuntando a la presa y disparando, cargando el arma o moviendo el reclamo.

Lo que Goya cuenta a través del paisaje.

Y de este modo llegamos al paisaje a través del cual Goya también es capaz de ofrecer una visión mucho más avanzada a su tiempo y para ello, voy a comparar dos obras con un mismo tema pero tratadas de distinta forma. Primero la visión de Madrid y la Pradera de San Isidro que tiene Goya.

En este cuadro que fue en realidad un boceto previo, podemos ver que está toda la esencia de Madrid y con el, imprimió para siempre la visión madrileña por excelencia.

El paisaje se iguala en importancia a las figuras que aparecen en primer término festejando este día festivo en honor a San Isidro.

Un paisaje amplio con una ciudad que se asienta sobre la colina y un río Manzanares quizá algo exagerado en su amplitud pero que el conjunto refleja quizás la importancia de la villa casi como si estuviéramos viendo un paisaje de la antigua Grecia o Roma.

A la izquierda el color azulado leve entre la luminosidad, nos hace intuir la presencia de las montañas del Guadarrama.

Un ambiente relajado de muchedumbre donde se bebe, se comen, se habla en plena libertad no importando la procedencia de cada uno y considerándose madrileño a todos por el hecho de vivir allí. Algo que acompañará a Madrid siempre. 

La Pradera de San Isidro. Francisco de Goya. Museo del Prado
La Pradera de San Isidro. Francisco de Goya. Museo del Prado
Cuadro al oleo del pintor José del Castillo titulado, "La pradera de San Isidro"
Cuadro al oleo del pintor José del Castillo titulado, «La pradera de San Isidro»

En el siguiente cuadro del pintor José del Castillo, sin embargo trata el tema de un modo más bucólico, representando la escena como una plasmación de la pura realidad que está viendo pero no aportando nada por parte del artista.

Sin embargo se trata de una obra también magnífica aunque mi interés aquí es poder comparar a ambos pintores  con sus miradas sobre un tema similar.

Se trata de un cuadro en el que el paisaje no tiene la importancia que tiene en el de Goya y se centra más en las figuras que aparecen en primer término mostrándonos a diferentes tipos de la época en distintas actitudes.

Lo cual es muy valioso a nivel etnográfico para comprender cómo se vestían, lo que comían y cómo se divertían.

Los motivos artísticos cambian influyendo en la pintura de Goya.

El mundo cambia y con ello también los gustos en cuanto al arte. Como en todos los periodos artísticos, el cambio es costoso pero hay artistas que van cambiando sus motivos y su modo de entender la pintura.

Goya como hombre ilustrado y apegado a la modernidad, lo sabe y se empapa de algunos artistas europeos.

La política entra en escena y la ilustración y el librepensamiento hace que los pintores sean testigos de este cambio y lo introduzcan en la pintura. Los artistas se muestran críticos en algunas obras y se unen a la voz del pueblo.

Y Goya se interesa obviamente por esta nueva corriente. Es en los cartones para tapices donde quizás descubra el nuevo filón que destacará a Goya por un tipo de pintura más personal en la que entra en juego algo que va más allá del hecho de representar una escena o algo bonito o feo, sino algo conceptual.

 

Cuadro, El columpio de Francisco de Goya
Cuadro, El columpio de Francisco de Goya

Por eso los artistas contemporáneos de la actualidad le deben tanto, ya que es el primero que descubre que el conceptualismo se puede añadir a la pintura sin estar reñido con la belleza.

En principio son escenas que hay que fijarse por su sutilidad ya que el mensaje está ahí. Como por ejemplo la obra que muestro a continuación que titulada «El columpio».

Donde también el paisaje entra en juego y que en un futuro será un género que por el momento no se había desarrollado lo suficiente o era menor.

Sin embargo como podemos apreciar en esta obra, la arboleda de alrededor o el fondo tiene gran importancia al ocupar un espacio muy grande del conjunto compositivo. El tema del columpio será una constante que no abandonará en toda su vida y que seguirá trabajando en otras técnicas como el dibujo o el aguafuerte.

No se sabe muy bien cual podría ser la atracción que este tema produce en Goya pero lo cierto es que lo trata mucho.

La experimentación en la pintura de Goya.

En la pintura de Goya siempre vemos mucho espacio para la experimentación. Si tiene que tratar un tema determinado no lo hace de cualquier modo.

Es decir pinta algo que va más allá del propio tema dejando libre la imaginación al espectador. Por ello quien mira la pintura de Goya, puede que a primera vista haga un juicio rápido acerca de si le gusta o no, si lo considera bonito o feo o si por es raro y extravagante.

Pero luego, con el tiempo, si volvemos a mirar ese mismo cuadro, nos damos cuenta de lo apresurados que hemos sido en nuestros juicios y lo ciegos que hemos estado. Rápido vemos lo que en un principio no veíamos.

Grabado de Goya perteneciente a la serie de los disparates

Grabado de Goya perteneciente a la serie de los disparates

Y según pasan los años y volvemos a mirar esa pintura, nos damos cuenta que seguimos descubriendo cosas nuevas en ella.

Porque la peculiaridad de su pintar estriba que nos acompaña en nuestra madurez y nuestro cambio en el modo de ver la vida en muchos aspectos.

Como por ejemplo en la serie dedicada a los caprichos que es donde podemos ver que de la mano de la imaginación, nos muestra una mirada sorprendente con unas inscripciones que en ocasiones a veces extrañas que no relacionamos con la imagen.

No obstante hay que tener en cuenta que gran parte de esta serie como la de los toros o los desastres de la guerra, son críticas sociales.

Su mirada aguda y crítica sobre la sociedad y la condición humana. Hay veces en las que trata temas de actualidad en su época y que no han trascendido hasta nuestros días, por tanto es difícil comprender a que hace referencia.

Goya y su modo de tratar la fisionomía y el carácter de los personajes.

Tal y como comentaba a lo largo de este artículo, en Goya, llama la atención la profundidad que tiene a la hora de tratar los personajes y figuras en su pintura.

Esta experimentación siempre la adquiere desde el comienzo como se puede apreciar en los ejemplos que he descrito. Este detalle en los personajes donde sabe capturar la personalidad de cada figura, se puede apreciar muy bien en los personajes que no son protagonistas sino en los que aparecen relegados a un segundo plano.

Parece que se trata de figuras menos importantes, no obstante en esta figuras se puede apreciar realmente su estado de ánimo en ese momento. Por lo tanto son de gran importancia para el conjunto de la obra.

Son tan importantes que pueden cambiar el tono general del cuadro y del personaje principal representado.

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Cuadro de El ciego de la guitarra de Francisco de Goya
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Cuadro de la riña en la venta nueva de Goya
En estos cuatro detalles que he seleccionado de diferentes obras se puede ver claramente a lo que me refería en el párrafo anterior. Se trata de una serie de personajes, algunos primarios y otros secundarios de algunas obras, que mantienen unas poses que aportan al conjunto lo que el pintor quiere revelar.

 

El ciego de la guitarra.

En la primera imagen empezando por la parte superior izquierda, podemos ver el personaje central de la obra «El ciego de la guitarra». En esta ocasión hay multitud de personajes que se amontonan en torno a la figura del ciego.

Si observamos la imagen del ciego podemos casi escuchar su voz alta y disonante que con la que parece cantar y contar algún romance de los conocidos pliegos de cordel.

En estos romances cantados, se narraban hechos escabrosos de todo tipo ocurridos y que no sin algo de fantasía se relataba al pueblo para su entretenimiento. 

Por otro lado con un mensaje a modo de moraleja del que poder sacar algo en claro. Junto al ciego se haya la figura de un niño que nos mira sonriente, cómplice de nosotros que también sonreímos al mirar la escena que tenemos delante. Esta sonrisa nos indica quizás lo mal que canta el ciego.

Detrás del niño se agrupan varias personas que unos cara de preocupación y otros con aspecto de hacer comentarios jocosos. 

La riña en la venta nueva.

En la siguiente obra titulada «La riña en la Venta Nueva»  en la imagen superior en la derecha, se aprecia en una esquina a un personaje que quizás pase desapercibido ya que nada más ver esta obra nos centramos en la pelea que acontece en la parte central de la obra.

Sin embargo, este personaje nos cuenta el motivo por el cual hay una pelea en la escena que contemplamos. Es el posadero que con cara de preocupación y desconfianza a la vez que de temor se apresura a recoger las monedas que hay en la mesa.

Sobre esta mesa las cartas y el motivo de la pelea que se da lugar. Otro ejemplo más de lo magnífico que es Goya plasmando ese gesto en el posadero con el que lo dice todo.

Este tipo de escenas que sirvieron para decorar con tapices estaban precisamente llenos de personajes y de este tipo de matices para que se pudieran ver una vez tras otra y nunca aburrirse al encontrar cosas nuevas.

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Cuadro de La nevada o el invierno de Francisco de Goya
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Detalle del cuadro de los fusilamientos del tres de mayo
La nevada o el invierno.

Otro tema y esta vez es un perro el que capta nuestra atención. No es la primera vez que Goya añade animales a las composiciones de sus cuadros, ya que los utiliza muchas veces para mostrar la naturaleza y comportamiento del ser humano. En esta obra aparece este perrito en la zona inferior central del cuadro.

Se muestra con la cabeza algo elevado como olfateando y quizás con las orejas hacia atrás de la ventisca que sopla en ese momento. Sin embargo el rabo lo tiene entre las patas, sinónimo de miedo.

¿Quizás se muestra  temeroso de la persona que le llama girándose sosteniendo una escopeta?, o ¿quizás del propio temporal de nieve que en ese momento se cierne sobre todos?. Otra incógnita más de las muchas que aparecen a lo largo de los cuadros de Goya.

Los fusilamientos del tres de mayo.

Es evidente que en la obra de «Los fusilamientos del tres de mayo» hay gran cantidad de figuras que entran en juego y que cada una tiene una pose y cara diferente. Pero a mi me llama la atención cómo la figura que destaco engloba prácticamente el sentimiento y mensaje de la totalidad de la obra.

Este personaje mira hacia arriba a las otras figuras que se tapan la cara y me pregunto: ¿Qué es lo que se le pasa por la cabeza en ese momento a esta persona?.

Si observamos su rostro compungido, mordiéndose las manos, tembloroso y encorvado, vemos como se aprecia el arrepentimiento de haber estado en el momento equivocado ya que lo han apresado y será el próximo en ser fusilado.

El miedo en su rostro es patente y además está en la penumbra, no es un personaje protagonista como la figura que aparece con los brazos en alto y con una camisa en blanco en la que la luz se proyecta.

Es una figura que incluso parece querer escabullirse. Goya no dice muchas cosas con esta figura añadiendo una expresividad propia de un genio. 

Espero que este artículo haya contribuido al conocimiento más en profundidad de la gran cantidad de matices que tiene la pintura de Goya.

Una obra que es tan amplia y tan rica en matices y detalles que hay que emplear mucho tiempo en verla.

Es más hay que verla una y otra vez a lo largo de los años y nos daremos cuenta cómo la obra que veíamos con unos ojos hace cinco años, ha cambiado como hemos cambiado nosotros y podemos sacarle una nueva lectura.

Artículo
Goya y la profundidad en sus retratos
Titulo del artículo
Goya y la profundidad en sus retratos
Descripción
Un análisis acerca de la obra de Francisco de Goya en el que se comenta la importancia de la psicología que aplica a cada figura que pinta y la riqueza en matices que tiene su pintura.
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