Nenúfares, oleo

Rubén de Luis | Nenúfares, oleo

No puedo ocultar con este cuadro la influencia que la pintura de Claude Monet ha tenido en mi pintura y que me parece de una frescuara y calidad impresionantes. Monet pasó los últimos años de su vida en Giverny y mandó diseñar un jardín en el que cambiaba a menudo dada la experiencia de jardinería que tenía el artista. Él mismo dijo:» Me hizo falta algo de tiempo para entender a mis nenúfares (…) Los había plantado por puro placer; cuando los escogí, no pensé en pintarlos. Uno no se siente conmovido por un paisaje de la noche a la mañana. Pero, de repente, descubrí cuán hermoso era mi estanque y eché mano a la paleta».

Monet tenía razón, ahora lo entiendo perfectamente, hace falta paciencia y mirar bien y de repente uno va cayendo en el atractivo de una cosa u otra, pasa exactamente lo mismo con la pintura, al principio cuando se comienza a pintar te sientes atraido por unos artistas más que por otros, por unos movimientos artisticos más que por otros pero según se estudia a unos y a otros artistas y sus épocas caes en la cuenta que todos son interesantes y te gustan todos lo que al final te hace pensar que lo que hace que te guste o no es el conocimiento.

Para se sincero nunca me he sentido especialmente atraído por los motivos florales de jardines o plantas en general pero a medida que la voy mirando y conociendo más, me gusta más también pintarlas y me siento muy cómodo pintando estos temas.

La naturaleza inspira multitud de motivos y Monet lo sabía; él siempre quisó permanecer en contacto directo con la naturaleza al igual que muchos artistas impresionistas y de la anterior escuela de Barbizón a los que el vivir junto con la naturaleza y retratarla era la finalidad que inspiraba su arte.

En este cuadro los nenúfares ocupan prácticamente todo el lienzo, su ejecución de pincelada muy junta y corta.