Jávea, un motivo inagotable, cuadros al oleo y acuarela
Costas de Jávea, un motivo inagotable en mi pintura
Desde que comencé a pintar, Jávea ha constituido siempre un motivo presente en mi trabajo.
Desde escenas de playa hasta paisajes de acantilados rocosos, tiene siempre un hueco en mi pintura.
A lo largo del tiempo he realizado una serie de cuadros al oleo como acuarela de esta bonita localidad del norte de Alicante. Sus calas, playas y paisajes de acantilados y escenas marineras siempre han tenido un espacio en los motivos que he realizado.
En la misma ubicación y a continuación se puede ver una acuarela de un punto similar pero en acuarela. Es bueno realizar siempre el mismo motivo utilizando diferente técnica para poder estudia mejor el motivo que tengo ante mi.
Por ello siempre cambio la técnica, para que esta no se apodere del motivo y sea el motivo el que hable por si solo cobrando mayor protagonismo y consistencia en su realización.
En ambas obras cabe destacar la luz propia de esta zona del Mediterráneo, es decir, en cada una de las obras que realizo a menudo suelo pintar la luz del lugar y ese es uno de los motivos por los cuales suele gustar la pintura que realizo.
Tomo bastante tiempo en realizar un estudio minucioso de la luz y observar bien cómo es en cada zona a la que viajo.
Esto es muy importante ya que nos hace viajar al instante al lugar que tenemos delante. Puede que a través del dibujo o de la pincelada recabe un estilo más personal pero al luz es la del lugar y la mezcla de estas dos cosas hace que la obra tenga la personalidad propia y se identifique de inmediato el lugar cuando se ve.
Se pueden ver grandes acantilados y paisajes como desde lo alto del Cabo de San Antonio hasta la Cala Granadella rodeada por grandes paredes rocosas como muestro en el cuadro que se puede ver sobre estas líneas, dando importancia a la montaña y la roca en lugar del mar en este caso. En el caso de la cala de la Granadella, siempre me ha inspirado de este lugar lo primitivo de la zona.
Esto es algo que desde el Neolítico el ser humano hace. Se trata de la representación del medio que nos rodea, cada uno en un estilo y técnica pero en definitiva es eso. Y en este bonito lugar, desde la playa llena de rocas, desde el primer día que acudí me capturó ese ambiente primitivo, con esas altas paredes de acantilado llenas de cuevas y entradas pequeñas producidas por el tiempo, el mar y el viento.
Algo que quería plasmar en un lienzo de gran formato como es que le he pintado y se puede ver arriba. He obviado el mar, sólo he pintado una fina franja de color verde esmeralda propio de esta cala y el resto del cuadro lo he dedicado a capturar la inmensidad de esta pared natural que muestra tonos grises y azulados mezclados con los verdes de la vegetación que crece en el propio acantilado.
Desde abajo en la playa y cuando se mira hacia arriba, esa sensación de primitivismo es aún mayor.
En esta obra pintada desde lo alto del propio cabo, a diferencia de las vistas que se suelen realizar de este lugar, he pintado una vista parcial del acantilado. Sobre la hierba alta del paisaje se puede ver las siluetas de algunas figuras paseando por este paisaje.
El fondo del mar y el cielo parecen mezclarse entre si dada la lejanía desde la cual en días claros se puede apreciar la isla de Ibiza.
La luz brilla y resplandece en la roca de la inmensa pared que se esconde sobre nuestros pies. Es un lugar muy reconocible para cualquier persona que haya subido hasta el faro que hay en los alrededores de este lugar y que da la señal de puerto a los barcos.
No obstante y siguiendo mi interés por pintar ubicaciones menos conocidas, decidí pintar en su día esta vista del cabo más singular y distinta. La siguiente pintura es una vista del mismo cabo pero desde abajo en la zona del puerto y con una luz de atardecer.
Con una luz amarilla y anaranjada que cubre toda esta mole rocosa y de gran belleza. A este cuadro le tengo especial cariño y le tengo enmarcado dado que es una de las obras que ha envejecido y aguantado el paso del tiempo, Cada vez que lo miro consigo sacar matices del mismo.
Algunas velas se aprecian en el centro casi del cuadro cortando con el perfil de la montaña y otra justo a la derecha del cuadro. De este modo la composición se equilibra en la horizontalidad del mismo aunque se trate de pequeños veleros que regresan a puerto. En la franja inferior, las rocas rosáceas y con tonos asalmonados ofrecen el contraste de sombra a los resquicios de luz en la parte superior del cuadro y el cielo.
Cabe destacar este punto ya que la luz es muy sutil a esta hora del día y en ese momento justo, cuando la oscuridad no es tan evidente, pero se puede intuir que el día se acaba, entonces las rocas del Cabo de San Antonio se tiñen de un dorado espectacular y la sombra que cae hasta el puesto no es tan evidente por lo que se debe equilibrar la luz para ofrecer ese momento preciso. Más luz o menos supondría no conseguir capturar el momento deseado.
Es todo un reto capturar de un modo vivaz y rápido las figuras en movimiento de los niños jugando, moviéndose, corriendo de un lado a otro, esperando las olas. En esos instantes fugaces hay que tener la mirada entrenada para capturar de un modo rápido los movimiento de las figuras.
Los brillos y el color del agua dependiendo de las horas del día, cambia y con ello toda la escena también cambia.
Suelo utilizar todo tipo de medidas y tamaños. Los brillos que hay en todos los cuadros o en el mar y la tierra húmeda son algo espectacular.
En primer término se puede apreciar una serie de naranjos y al fondo las casitas todas colocadas en un curioso laberinto.
Merece la pena recorrer en la subida al Cabo de San Antonio las pequeñas zonas de huertas, miradores, calles de cara al mar desde donde poder contemplar unos paisajes realmente bonitos. Espero seguir pintando este lugar al que tantas obras he dedicado.